Máquina a vapor
veinte siglos con un retorno ausente
lupa agrandando monumentos
en un callejón abandonado.
Buenos Aires, embarazo territorial y testigos
mitad sensual pálida lengua
creyendo ser obra completa del recuerdo perdido.
Vasto espacio,
paraje de cualquier andariego
el viento sopla, me escondo de los succionadores
y del centro de desesperación
hay cables balanceándose
en busca de un pescado extrañamente mudo.
Cierta sequía debilitó al amor
pero están nuestras manos.
Ainchil (Argentina, Buenos Aires, 1964)
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