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Graniza, de pronto.
Mi hijo se duerme en esta casa
donde su infancia
no ocurrió.
Mi mano en su espalda
es la ternura.
Apago la lámpara a su lado.
Dejo mi lámpara encendida.
Lo cubro
como en una cuna.
Silencio a la gata
que lo ronda.
-El hielo seco nos golpea.
La flor tibia
del jacarandá
se habrá perdido.
Sedevich (Argentina, Pcia. de Santa Fe, 1972)
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