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Foto del escritorBRUNCH

BRUNO DI BENEDETTO



Me gusta el olor de mi cuerpo usado hasta el cansancio.

No el olor del cuerpo limpio.

No el olor del cuerpo sucio.

El cuerpo usado hasta la extenuación:

el sudor se evapora dejando una capa de sal

y un regusto de trigo y almendras

y cierto veneno indispensable para vivir.


Cuando me huelo los brazos y los hombros

busco a mi padre, el olor de la piel

requemada por el sol, su trabajo honesto,

el esqueleto de hierro y cemento,

la lengua condenatoria, su mano suave,

la mandolina

y los cuentos imposibles,

la palangana en la que lavaba sus pies,

su furia apocalíptica,

su perdón reticente.


Mi padre olía a sol, guerra, harina y desgracia.

Pero qué hermoso era oler su hombro,

el brazo cansado

la axila limpia

mientras el dedo de albañil

iba señalando las estrellas.


Di Benedetto (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, 1955)




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