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Foto del escritorBRUNCH

BRUNO DI BENEDETTO

El corazón tiene tan buena prensa

que se le vuelve en contra:


¿Quién le echa la culpa de su desgracia

al páncreas

a la amígdala

al lóbulo frontal

al callo plantal

al dolor de muelas?

Nadie.

Nadie.


¿Quién agradece su momento de felicidad

al dedo pulgar

al bigote

a las uñas

a la mucosa

a la nariz

al moco

al estornudo?

Nadie.

Nadie.


¿Quién dice amo tu hígado,

me enamora tu intestino delgado

y el trabajo de tus bacterias invisibles

o ese músculo de contraer el vientre,

y el diafragma que te parte en dos?

Nadie.

Nadie.


¿Quién escucha la canción de la pituitaria,

quién muere por tus caries,

quién se electrifica con tus neuronas,

quién toca el violín de tus tendones,

quién sufre por la electricidad en el codo

cuando el golpe da en el centro del electrón?

Nadie.

Nadie.


La razón y la culpa de todo es del corazón,

apenas puño de músculo, nervios, sangre y vacío

que trabaja no sabe para qué.


Corazón de hierro, dicen.

Corazón amante, dicen.

Corazón duro como piedra, dicen.


Corazón de piedra pómez,

lleno de agujeros y de aire

corazón que flota y trabaja

trabaja y flota,

inocente,

inimputable el muy bobo


Hasta que un día dice basta.


Di Benedetto (Argentina, Pcia. de Buenos Aires, 1955)



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