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Foto del escritorBRUNCH

ALEJANDRO MÉNDEZ

Preludio de las glicinas


Tengo un corazón antiguo

incluso para los desbordados

frutos de la historia.

Decimonónico mi corazón

parece florecer

en el halo que desprende

el muchacho de la plaza

y su espalda apolínea.

Promesa y decepción

con esquirlas perfectas.


Un corazón teórico

que derrama excepciones,

ciego ante la evidencia

del desierto, sordo

a las trompetas

y al dios que responde

con un trueno, mudo

para la furia de la naturaleza,

dulcísimo en su religiosa ferocidad.


Tengo un corazón antiguo

descatalogado en los brotes

más verdes, su fulgor

apenas despunta

y ya es molde funerario.

Estas que ahora nacen

son las glicinas muertas,

no sus hijas bárbaras.


Tengo un corazón antiguo

indulgente como dos hombres

enamorados a la sombra

de una nube que pasa

por el campo.


Un corazón pospolítico

con miriñaque

y conciencia social.

Tengo un corazón

que late en el murmullo

del agua, agua que es la voz

del padre de mi padre.

Un corazón primordial

sostenido por los latidos

yámbicos de mi madre.

Tengo un corazón antiguo

cercado por tres murallas

chinas, inaprensible

como el vacío

donde canta el pájaro

de la leyenda,

sólo de buen augurio

si vive en el mito.


Arritmia asintomática

dijo el cardiólogo, yo

digo un corazón anacrónico,

preverbal, el corazón

en la boca.


Tengo un corazón antiguo

guiado por voces

a la manera de los santos,

dilapidado entre glicinas

como el de aquel poeta

asesinado frente al mar.


Méndez (Argentina, Buenos Aires, 1965)




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