Monte Nebo
Esto es lo que sucedió en nuestra otra vida: mirábamos fijamente el polvo en el fondo de la copa, un Rorschach hechicero que garantizaba felicidad, y bebimos, el amargor y todo, porque en esa otra vida -esa en la que replicamos a dios, en la que convencimos a dios de que nos dejara tener leche y miel en nuestra copa (la leche de nuestro cuerpo, besos untuosos, cuevas de panales perfeccionados por abejas sin aguijón)- no hay dolor, ¿sabes?, no hay dolor. Allí sólo hay plenitud. Puedo verlo, puedo verlo desde aquí.
Obejas (Cuba, La Habana, 1956)
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